martes, 30 de junio de 2009

Visita La Sierra de Irta desde el Hotel Casablanca Suites ...

Castillo Sierra de Irta
La Serra d’Irta, situada en el extremo Septentrional de la Comunidad Valenciana, es una alineación montañosa con 573 m. de altura máxima y 15 Km. de fachada litoral. La ausencia
histórica de asentamientos humanos de importancia y el abandono progresivo de la explotación agrícola y ganadera que durante siglos ha soportado, permiten la presencia de valores
naturales y etnológicos por los que será protegida próximamente bajo la figura de Paraje Natural.

En Irta destacan los ambientes litorales representados por acantilados de 40 m. de altura, junto con otros menores que alternan con pequeñas calas donde se forman playas de arena
y reducidos campos de dunas. Las rocas sumergidas o batidas por las olas albergan comunidades marinas en buen estado de conservación y, en los acantilados de mayor altura, pueden observarse aves marinas como el cormorán moñudo y los raros halcón de la reina y gaviota de adouin. En las zonas bajas se encuentra una vegetación propia de ambientes
marinos, con presencia de especies botánicas exclusivas de este segmento litoral que se combinan con otras de distribución más amplia a las que la acción de la brisa marina presta caprichosas formas.

Los ambientes menos expuestos al mar presentan una vegetación arbustiva dominada por especies típicamente mediterráneas como el palmito y el enebro, en ocasiones de dimensiones inusuales, el lentisco, la coscoja, el olivo y algarrobo silvestres, además de otras especies de matorral como la estepa negra y la aliaga, cuyas espectaculares floraciones, tiñen el paisaje de blanco en primavera y amarillo en invierno. Abundan igualmente las plantas
aromáticas como el romero, el tomillo, la salvia, el espliego y el cantueso que, especialmente durante las primeras horas del día, impregnan el aire con su aroma. Entre los árboles destaca el
pino albar, siendo menos frecuente la carrasca.

En la Sierra, es frecuente el encuentro con perdices, abubillas y currucas tomilleras y posible con collalbas negras, tórtolas, águilas perdiceras y cernícalos entre las aves. También es frecuente
la presencia del lagarto ocelado, diversas culebras y lagartijas. Salvo por el conejo, es difícil la observación de los esquivos mamíferos, aunque en Irta habitan liebres, erizos, zorros, comadrejas, ginetas y jabalíes entre otros.

El espectacular paisaje de Irta, donde los fuertes desniveles junto al mar favorecen las amplias panorámicas con intensos contrastes de color, está impregnado por los vestigios perfectamente
integrados de una antigua ocupación humana. La arquitectura rural y militar de la Sierra ha utilizado siempre elementos del entorno, especialmente la piedra caliza bruta, dispuesta sin argamasa (piedra en seco) como en las increíbles terrazas de los campos de cultivo y en los refugios y barracas de volta. Otras veces la piedra se une mediante argamasa hecha a base de arena y cal viva: son frecuentes en la Sierra los restos de los antiguos hornos de cal, donde se fabricaba este material por calcinación, cómo no, de la misma piedra caliza.

Peniscola Sierra de IrtaPiedra y argamasa son la base para la construcción de las diversas habitaciones temporales tan comunes en Irta, como las casetas de terrat plá y las casetas de volta exclusivas de este territorio, ambas adaptadas a la captación del agua caída sobre sus techumbres que se atesorará en pequeños aljibes dispuestos junto al muro (cocòs). La piedra, en este caso trabajada, es también la materia prima utilizada para la construcción del sistema defensivo de la Sierra,
integrado por la propia fortaleza de Peñíscola y por las de Polpis y Xivert (ya abandonadas debido a la migración de la población a los llanos) y por las torres de vigía que, como la de Almadum y Esbrí, facilitaban la detección de las incursiones piratas y la comunicación
mediante señales entre las fortificaciones y núcleos habitados de la comarca.

Peñiscola puede servir también de punto logístico para la visita de otros espacios naturales próximos, entre los que destacan el Delta del Ebro y el Prat de Cabanes -Torreblanca, ambos con una importante población nidificadora e invernante de aves acuáticas.
También a escasa distancia se encuentra la Tinença de Benifassà, antigua propiedad Benedictina que encierra importantes recursos naturales y que se enclava en la más amplia zona
natural de los Puertos de Morella y Beceite. Desde Castellón puede concertarse la visita a las Islas Columbretes, de origen volcánico y elevado interés natural.


ACCESO A LOS SENDEROS

Partiremos del Hotel Casablanca & Suites de Peñíscola para tomar la carretera que se dirige hacia la costa sur desde la rotonda situada frente al Ayuntamiento, siguiendo la indicación «Hirta y Calas del Pebret». Un kilómetro después hay una pista a la derecha, con un poste indicador hacia Sant Antoni y el inicio de los senderos. También podremos seguir la carretera hasta alcanzar una urbanización donde se halla igualmente un poste que nos indica el inicio de dichos senderos.


DESCRIPCIÓN GENERAL

Sierra de Irta desde el aireEl sendero es circular, por lo que finaliza el recorrido en el mismo punto donde lo iniciamos. Es recomendable realizarlo en el sentido contrario a las agujas del reloj, comenzando
el recorrido por la ermita de Sant Antoni; de esta forma las pendientes son más progresivas y se afrontan a primera hora.

El sendero llega hasta la parte alta de la Sierra pasando por la ermita de Sant Antoni ; tras un corto recorrido por la divisoria y una visita opcional al Castillo de Pulpís, se desciende
por una empinada senda hasta la parte media de la Sierra, donde podremos hacer un descanso en el área recreativa del Mas del Señor. A continuación el camino se dirige hacia la
costa y llega junto a la playa del Pebret, pasando por la base de la torre Abadum (Badum), con sus espectaculares acantilados y las diversas calas de la punta del Mabre, para enfilar
seguidamente hacia el punto de inicio.

El tiempo estimado de marcha es de unas seis horas, siete horas si se opta por visitar el castillo de Pulpís. Si se añaden dos o tres horas para las diferentes paradas, el recorrido total
puede oscilar entre ocho y diez horas.

Durante el recorrido no encontraremos manantiales fiables ni puntos de avituallamiento, por lo que deberemos llevar nuestras propias provisiones. Igualmente es recomendable llevar un calzado apropiado y contar con alguna protección frente al sol, ya que las sombras escasean en todo el trayecto.





No hay comentarios: